La Quiaca 24 de marzo del 2021 // Felisa Nieve, concejal opositora de la ciudad de La Quiaca, responsabilizó a los tres ediles del Frente de Todos -María Laime, Sergio Gorena y Mirtha Moscoso- por sostener un régimen corrupto en la ciudad fronteriza. Nieves lamentó tras el rechazo de dos pedidos de informe presentados en la sesión del día de ayer, la posición “cómplice” de los concejales del oficialismo, quienes impiden que la ciudad de La Quiaca conozca la verdad.
El martes pasado el Presidente del Concejo Deliberante Jorge Tejerina aseguró conocer oscuros hechos que constituyen delitos, ejecutadas por el propio intendente, en complicidad con funcionarios del ejecutivo, como también de participes apostados en el propio Concejo Deliberante, indicando la sustracción de documentación pública como un hecho consumado, ya que era una practica habitual aplicada al CD.
Se esperaba que Tejerina, en día de la sesión avance, con la denuncia de tales delitos, pero el Intendente Blas Gallardo recurrió al uso de figura de la “ausencia” para que Tejerina quede a cargo de Intendencia, sacándolo del medio. Gallardo llegó a presentar más de 40 ausencias, estando meses fuera del poder ejecutivo, cuando tuvo que impedir que Felisa Nieve cumpla con su rol de Presidente del CD, hoy repite la maniobra para freezar a Tejerina.
Sin embargo, la treta ya esperada, esta vez se apalancó en la fuerza de los tres concejales oficialistas, quienes renunciaron a su propia integridad, rifando sus cuotas de moral y trayectorias; se supone que, si hay una denuncia del calibre que señaló Tejerina, los garantes de la transparencia del Frente de Todos deben exigir ir al hueso, pero violando sus deberes de funcionarios públicos (control), decidieron cajonear el proceso, mirando para el lado contrario de los vecinos de la Quiaca.
La sociedad a lo largo y ancho del país, comenzó a darle la espalda a los actores de la política, La Quiaca no es la excepción; la ineficiencia -prometer que tras un tarifazo inconstitucional- aparecerían las obras públicas esperadas; la concentración del poder en familias y en una red de punteros, constituyendo una oligarquía local que los vecinos repelen; son hechos decepcionantes, que profundizan el descrédito; pero los síntomas más profundos de una convulsión final, devienen de una corrupción expuesta, cuyo hedor indica que la política dejó de ser una herramienta de transformación, convirtiéndose en una actividad de enriquecimiento de unos pocos.
Tejerina, conoce los tormentos y el desdén que padeció Felisa Nieve, ya que el mismo invocó al exterminio a las voces disonantes; sin embargo, Jorge Tejerina prometió “vindicarse”, solicitó una oportunidad en el CD.
La sociedad se pregunta si le queda cómodo ser otro reo de las decisiones del intendente o decidirá actuar ejerciendo, no solo sus facultades, también sus obligaciones, ya que nada le impide dejar el despacho del ejecutivo para acudir a La Justicia a respaldar sus propias palabras “llegó el tiempo de hablar, se acabó la mentira”, sus afirmaciones aun circulan por las calles de la ciudad.