El Hotel de Turismo Municipal enciende calidez y comunidad en la noche más fría del año
En pleno corazón del altiplano jujeño, donde las temperaturas bajo cero son una constante invernal, la Municipalidad de La Quiaca a través del Hotel de Turismo Municipal encendió algo más que fuego este 23 de junio: encendió el alma de su gente. Con la tradicional Fogata de San Juan, la comunidad fue invitada a compartir una noche distinta, cargada de sabor, calidez y buenas energías.
Desde las 20 horas, las instalaciones del Hotel —ubicadas sobre calle San Martín— abrieron sus puertas para recibir a vecinos y turistas con una propuesta gastronómica y cultural que fusiona costumbres ancestrales con innovación local. Hubo degustaciones de tragos regionales calientes como el te conté, el sucumbé y un explosivo Infierno, nuevo trago de la carta, acompañado del lanzamiento de un producto que promete conquistar paladares: pizzas a la parrilla y al horno de barro, elaboradas por las y los chefs locales.
La propuesta no se quedó solo en el paladar: música, karaoke, juegos y el ritual de la fogata se conjugaron en una experiencia multisensorial, donde el calor de las brasas se convirtió en excusa para renovar esperanzas. Como es tradición, muchas personas aprovecharon la ceremonia para “dejar atrás las malas energías” y abrir paso a un nuevo ciclo, siguiendo el espíritu simbólico que encarna San Juan: purificación, renovación y fortaleza.
Las anfitrionas del evento, Mariana y Lucía, integrantes del equipo de turismo, destacaron la importancia de mantener vivas estas celebraciones populares y de transformarlas en espacios de encuentro accesibles para toda la comunidad. “Esto no es solo una fiesta: es una invitación a vivir lo nuestro con alegría, a abrigarnos en comunidad. Lo importante es venir con ganas de compartir”, expresaron.
Este tipo de propuestas se suman a una política turística activa que ha posicionado a La Quiaca como un destino receptivo en auge, con visitas constantes de contingentes de Mendoza, Salta y otras provincias. “Queremos que quienes lleguen, se encuentren con una ciudad viva, que honra sus raíces, su gastronomía y sus noches estrelladas de invierno”, agregaron desde la organización.
Además, el Hotel ofreció en su menú del mediodía platos calientes y reconfortantes como pollo con papas doradas, pastas, sopa de frango y postre, confirmando que el compromiso municipal con el turismo también se saborea.
La Fogata de San Juan en La Quiaca fue más que un evento: fue un acto de identidad, calidez humana y orgullo cultural. Una noche inolvidable en la que el fuego no solo combatió el frío, sino que encendió vínculos, historias y sueños compartidos.