El presidente avanza con duras críticas al Congreso, aprovechando un peronismo que no tiene liderazgos. La escasez de dólares sigue en la agenda oficial.
El Peronismo, representado en su gran mayoría en el frente político Unión por la Patria, se encuentra sin dirección, desorientado. Pareciera no haber absorbido todavía el golpe de la derrota en las últimas elecciones. Está totalmente desaparecido de la escena.
Consciente de esta debilidad, el presidente Javier Milei avanza en la ofensiva con sus leyes que apuntan a consolidar su proyecto de desregulación de la economía y reforma estructural del Estado. Sin liderazgos claros, se abre la posibilidad de que algunos referentes de Unión por la Patria comiencen conversaciones con el radicalismo, o con los mismo libertarios para reubicarse en esta nueva realidad política que vive el país.
Erosionar el poder del kirchnerismo, es parte del trabajo que hoy tiene en agenda el ministro del Interior, Guillermo Francos. Son muchos los contactos que ya se concretaron con radicales conversos en su momento, o peronistas que quieren dejar atrás la imagen de Cristina y La Cámpora; todos ellos legisladores necesarios para sumar votos a la hora de definir las leyes en el Congreso. Pero tampoco quieren dejar desnudo al kirchnerismo, porque va a ser el espejo que utilicen para polarizar en esta primera parte de gestión de Gobierno. En este punto está claro que Milei necesita políticamente al kirchnerismo oponiéndose al ajuste. Pero también Unión por la Patria tiene el mandato inapelable del 46% de los argentinos de oponerse a ese ajuste.
La Confederación General del Trabajo (CGT) está semana hizo un intento por unificar algún tipo de criterio en busca de frenar la ofensiva del presidente Milei con el DNU ingresado en el Congreso. Llamó a una movilización frente al Palacio de Justicia. La imagen fue poco menos que penosa. Sin una consigna clara, oradores con poca mística y esfuerzos desperdigados que solo dejaron emerger la improvisación de un acto con poco impacto político. Luego de esta pobre maniobra, la CGT intentó rectificarse llamando a una paro general para el 24 de enero. Todo un nuevo récord para el país. A solo 16 días de la asunción de un presidente, la central obrera lanza un paro nacional.
Líderes de hoy
La posición del peronismo es realmente compleja. El presidente del partido, el exmandatario, Alberto Fernández, se encuentra ‘refugiado’ en Madrid, y la última vez que se lo vio fue abriendo una cuenta en un reconocido banco español, en el coqueto barrio de Chamberí. Fue tras la derrota del candidato oficialista a la presidencia, Sergio Massa, que tomó la decisión de dejar el país.
No fue muy lejos, mediados de 2020, cuando el expresidente mencionó, en torno a los argentinos que expresaban el deseo de irse a vivir al exterior: “No se vayan, que hay un país que construir”. Un claro ejemplo que marca la diferencia de lo que se dice, con lo que se hace. Lo llamativo es que, en el momento bisagra de la historia del país, Fernández siga siendo presidente del PJ.
Previo a la elección, los líderes del partido se mostraban unidos. Pero todo cambió después de la derrota electoral.
Sergio Tomás Massa, el otrora gran referente de Unión por la Patria, no se lo ve por ningún canal de televisión o radio amiga intentando descifrar las causas de su derrota. Es lógico. El golpe fue muy duro y tardará un tiempo para cicatrizar esa herida. Sus allegados aseguran que a parir de marzo reaparecerá públicamente para volver a insertarse en algún segmento de la política argentina, algo que a Massa no lo incomoda en absoluto.
Cristina Fernández de Kirchner, referente de la historia reciente del peronismo, se encuentra recluida en el sur del país y recién en febrero desembarcará en el Instituto Patria para intentar recomponer algo del poder político perdido en todo este último tiempo, respaldándose en los dirigentes que representan, según ella, los hijos de la generación diezmada. Pero lejos está hoy la expresidente de liderar una real oposición a Javier Milei. Sus problemas judiciales y familiares, son las prioridades dentro de su agenda de corto plazo.
Otro de los candidatos que asomaría para tomar el bastón de mariscal, es el gobernador Axel Kicillof, el único ganador de peso en las últimas elecciones representando a Unión por la Patria. Sin embargo, desde su entorno aseguran que, con los problemas que tiene -y tendrá- la provincia de Buenos Aires, difícilmente pueda contar con el tiempo y el esfuerzo que se requiere para liderar un peronismo tan fraccionado como se encuentra en la actualidad. Kicillof puso fecha para comenzar a hablar de este tema: 2025, que es cuando él analizará si su figura tiene proyección para presentarse como candidato a presidente en las elecciones de 2027.
Es probable que, frente a este contexto de vacío de liderazgos, quien finalmente se haga cargo de lo que es hoy el Partido Justicialista sea alguien que llegue con el aval de lo gobernadores, una persona que este más ligada al peronismo tradicional y posiblemente algo alejado del kirchnerismo.
Pero los tiempos políticos que imprime el PJ para consolidarse como oposición al gobierno van mucho más lentos de los que esta imponiendo el presidente Milei.
Sin desembolso extra del FMI
la falta de dólares en la economía argentina sigue siendo un tema abierto. El calendario de vencimientos que deberá enfrentar el país en los próximos meses abre enormes interrogantes sobre la solidez del plan del ministro Luis Caputo, que hasta ahora sólo consiguió sumar poco más de 2.000 millones de dólares de reservas a costa de una devaluación del 120% de la moneda.
Entre enero y abril el Tesoro deberá afrontar pagos en moneda extranjera por algo más de 17.000 millones de dólares, aunque poco más de la mitad de esta cifra, corresponde a deuda intrasector público que se renovarán en forma automática.
Pero esta claro que las expectativas de Caputo por conseguir dólares frescos de distintas fuentes no están dando los resultados esperados: el Fondo Monetario Internacional (FMI) no autorizó nuevas transferencias para el país como lo estaba solicitando el ministro, no se pudo activar el swap con China, las divisas que podían llegar de Qatar se hacen esperar y el jueves el ministro no tuvo respuestas alguna tras su paso por Wall Street en busca de inversores.
En este contexto, el gobierno cuenta, por ahora, con dos fuentes genuinas de ingresos de divisas para el primer cuatrimestre del año próximo: unos 20.000 millones de dólares que aportará el campo y los 2.300 millones del FMI que quedaron pendientes del último tramo de la gestión de Massa.
El ministro Caputo no logra persuadir a bancos e inversores para que anticipen dólares al Gobierno.
Es un margen muy estrecho el que tiene el Gobierno en este frente y más aún luego del fracaso del denominado Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre (BOPREAL) que era destinado a cancelar deuda con los importadores. En la primera licitación realizada esta semana solo se adjudicaros 68 millones de dólares sobre un total ofrecido, por parte del Banco Central, de 750 millones de dólares. La deuda que tiene más urgencia de liquidar el Central con los importadores se ubica en torno a los 20.000 millones de dólares y quedó claro, tras la pobre recepción que tuvo el BOPREAL, que los empresarios exigen el billete constante y sonante.
En este contexto de escasez de divisas, cuanto más aguantará el dólar oficial anclado en los 800 pesos con una una inflación corriendo arriba del 20% para los próximos meses. Todo hace prever que un nuevo salto devaluatorio será inminente.