La Quiaca, 15 de mayo de 2025 — En tiempos donde la crisis golpea con dureza los hogares más humildes, gestos como el que protagonizó esta semana el Municipio de La Quiaca revelan que la política social puede ser mucho más que una promesa: puede ser un plato de comida caliente, un alivio tangible, una oportunidad de seguir estudiando.
El Comedor Virgen del Perpetuo Socorro, ubicado en el Pasaje Jesús y dependiente de la Prelatura de Humahuaca, brinda diariamente sustento a 120 niños, niñas y jóvenes, muchos de ellos estudiantes de nivel primario, secundario y terciario que encuentran en ese espacio no sólo alimento, sino contención, afecto y la posibilidad concreta de sostener sus proyectos educativos.
Durante los últimos meses, el comedor atravesó una situación crítica: faltaban insumos básicos, las partidas estaban demoradas y los recursos no alcanzaban. Según relató emocionada su encargada, Delia Carpanchay, llegaron a servir solo una sopa y un postre como almuerzo, dos o tres veces por semana.
Todo cambió cuando el caso llegó al área de Desarrollo Social del municipio, a cargo del concejal Silvano Velázquez, y al propio intendente Dante Velázquez, quienes, al tomar conocimiento de la urgencia, actuaron con rapidez y decisión.
A través del Comedor Municipal Mickey, se canalizó una donación inmediata de alimentos e insumos de primera necesidad, mejorando significativamente el menú diario. “Ahora los chicos comen mejor. Están más contentos, se nota en sus caritas. Ya no es solo una sopa: podemos preparar platos más completos”, agradeció Delia conmovida.
La intervención fue posible también gracias al empuje de Ofelia, vecina comprometida con la comunidad, que fue quien acercó la situación al municipio. “Me contacté con Delia, vi la realidad y no dudé en pedir ayuda. Hoy los chicos están mejor y eso nos llena el alma”, expresó.
Silvano Velázquez, por su parte, reconoció la omisión inicial, pero no se quedó en palabras: visitó el comedor, se interiorizó en las condiciones y resolvió con el intendente la ayuda inmediata. “No podíamos permitir que esto siga así. La dignidad de nuestros estudiantes es prioridad”, aseguró.
Una política social con rostro humano
En medio de un contexto económico asfixiante, donde el hambre es una realidad creciente en el norte argentino, este gesto no solo alivió una urgencia: representó un acto de justicia social. Porque detrás de cada plato de comida servido hay una historia de vida, un futuro en formación, un joven que necesita estudiar sin hambre.
La articulación entre el Estado y organizaciones de la sociedad civil, como la Prelatura de Humahuaca, demuestra que sí se puede construir políticas públicas desde lo humano, desde lo urgente, desde lo esencial.