En La Quiaca, el comedor Mickey extiende su mano solidaria y fortalece la esperanza
En medio de un escenario nacional atravesado por la crisis económica y el aumento de la demanda alimentaria, la ciudad de La Quiaca muestra una cara distinta, donde la solidaridad organizada y el compromiso estatal marcan la diferencia. El comedor Belén, ubicado en cercanías del Hogar Belén, es un ejemplo vivo de cómo la ayuda social puede transformarse en dignidad.
La iniciativa es impulsada por el municipio que encabeza el intendente Dante Velázquez, y se ejecuta a través del área del Comedor Mickey, bajo la gestión de Ofelia Morales, quien articula donaciones y gestiones clave para mantener en funcionamiento el comedor. Allí, Delia Calpanchay, encargada del espacio, coordina el trabajo cotidiano para garantizar un plato caliente a más de 130 personas por día, entre estudiantes, adultos mayores y familias vulnerables.
“Hoy hicimos revuelto de huevo porque ya no teníamos más que eso… Y justo llegó Ofelia con ayuda”, expresó Delia entre sonrisas de alivio y gratitud.
Alimentar en tiempos difíciles
El comedor Belén no solo brinda comida, sino que representa un espacio de contención comunitaria, de escucha y encuentro. Las viandas llegan a estudiantes de primaria, secundaria y terciarios que vienen desde La Quiaca, Abrapampa y parajes rurales, y también a vecinos en situación crítica. Según Calpanchay, si bien algunos almuerzan en el lugar, la mayoría retira sus porciones para llevar a casa.

El menú diario varía en función de los recursos disponibles. Cuando escasea la carne, el ingenio y la voluntad se imponen: revueltos, tucos de huevo o guisos con lo poco que queda en la despensa. Cada entrega es una pequeña victoria frente al abandono estructural.
“Hay días en que lo único que tenemos es arroz con huevo. Pero lo preparamos con cariño y agradecimiento, porque sabemos que para muchas familias, es la única comida del día.”
El respaldo que cambia realidades
La ayuda que llega desde el municipio es vital. Según explican desde el comedor, es la segunda entrega que reciben este mes, compuesta por mercadería, verduras, aceite y otros insumos básicos. La figura de Ofelia Morales es especialmente destacada por su dedicación constante y gestión activa para no dejar caer la asistencia alimentaria.

“Gracias al intendente Dante Velázquez, al señor Silvano Velázquez y a la señora Ofelia Morales, porque sin su ayuda, muchos platos no se podrían servir”, señaló Calpanchay.
Este esfuerzo compartido habla de una política local de cercanía y respuesta, lejos del escritorio y cerca de las ollas, de las personas, de los rostros concretos de la necesidad.
Una tarea que no descansa
La situación es cada vez más desafiante. La inflación golpea con fuerza y la demanda crece semana a semana. A pesar de eso, en el comedor Belén no se baja los brazos, y se sigue recibiendo inscripciones. La comunidad confía en esta red de asistencia, que alimenta mucho más que el cuerpo: sostiene la dignidad.
“Se trata de estar. De decir presente cuando hace falta. Y cuando se acompaña con humanidad, hasta el revuelto de huevo tiene sabor a esperanza”, resume la nota de la jornada.