En un emotivo cierre del Encuentro Binacional del Agua en La Quiaca, el cónsul argentino en Villazón, Germán López, trazó un puente entre historia y presente. Con formación de historiador y mirada diplomática, reafirmó la unidad de dos pueblos que nunca necesitaron tratados para reconocerse como hermanos.
La Quiaca, 24 de junio de 2025 — En un marco de fraternidad y compromiso, el Encuentro Binacional del Agua no solo reunió a autoridades argentinas y bolivianas para dialogar sobre el futuro de la cuenca del río Pilcomayo, sino que también reafirmó un lazo ancestral que trasciende límites políticos. El cónsul argentino en Villazón, Germán López, fue el encargado de cerrar la jornada con un mensaje de unidad histórica y cultural que conmovió a todos los presentes.
“La Quiaca y Villazón son, en la práctica, una misma comunidad. El puente es solo una formalidad: lo que existe realmente es una unidad social, histórica y cultural”, expresó López desde el Hotel de Turismo de La Quiaca.
Un puente sostenido por la historia
Con tono cálido y erudito, López recordó que Argentina y Bolivia no necesitaron un tratado de reconocimiento diplomático, porque su relación nació en los campos de batalla por la independencia. “Juana Azurduy, Belgrano, Güemes, todos lucharon por un proyecto común: las Provincias Unidas de Sudamérica”, subrayó. Según el diplomático, ese origen compartido “explica por qué nuestros vínculos fluyeron de manera natural”.
Durante su intervención, el cónsul hizo hincapié en que el verdadero valor de estos encuentros radica en sus efectos concretos para las comunidades locales. Señaló que, históricamente, muchos espacios de diálogo trinacional quedaron en actas sin efectos. Sin embargo, este nuevo impulso desde el norte jujeño podría marcar un punto de inflexión.
“Ojalá que dentro de unos años podamos decir que en 2025 nació la Comisión Binacional del Agua y fue un hito para la gestión sostenible de los recursos naturales”, expresó.
Política exterior con raíz territorial
El mensaje de López representa un cambio de paradigma en la política exterior argentina: una diplomacia que escucha al territorio y se alimenta del sentido común de los pueblos de frontera. Lejos de los grandes salones protocolares, su intervención fue un llamado a construir una “Patria Grande” desde lo cotidiano, desde la cooperación concreta entre ciudades hermanas.
“Estos pasos fronterizos son semillas de desarrollo para ambos países. El agua no respeta fronteras, y nosotros tampoco deberíamos imponerle límites al cuidado del bien común”, afirmó.
Una hoja de ruta compartida
La participación del Cónsul en la jornada simboliza también el respaldo de la Cancillería argentina a las iniciativas trinacionales que buscan insertar a La Quiaca y Villazón como actores plenos en la gestión de la Cuenca del Pilcomayo. Con este respaldo diplomático, la flamante Mesa Binacional del Agua podría transformarse en una Comisión reconocida por los tres países involucrados (Argentina, Bolivia y Paraguay), lo que garantizaría peso jurídico y operativo a sus decisiones.
Un futuro que honra el pasado
Germán López dejó flotando una certeza: la integración no es un acto, sino un proceso que se construye con historia, diálogo y decisión política. Y en ese proceso, La Quiaca y Villazón no son solo vecinas, sino espejos y aliadas. En el norte profundo de la patria, donde todo parece lejano, los pueblos fronterizos están más cerca que nunca de escribir juntos una nueva página en la historia de la región andina.