En la mañana fría del altiplano, el calor vino del CeAR, donde chicos y chicas de distintas edades, municipios y contextos celebraron un hito para el deporte regional. Se lanzó oficialmente el Campeonato Quebrada y Puna Básquet, un proyecto que no solo busca brindar competencia a jóvenes de 8 a 17 años, sino que pone al básquet como lenguaje común de integración, identidad y esperanza en la ciudad de La Quiaca y toda su región de influencia.
Lo que se presentó no fue un simple fixture de partidos, sino un plan formativo con alcance profundo, donde el Estado municipal, entrenadores y familias se abrazan en un objetivo común: acompañar la construcción de una generación resiliente, con valores, disciplina y sueños en movimiento. El intendente Dante Velázquez, junto al director de Deportes Félix Galindo y el profesor Marcelo Aperte, anunciaron la continuidad de encuentros mensuales con equipos de Tilcara, Purmamarca, Humahuaca, Abra Pampa y La Quiaca, y celebraron que por segundo año consecutivo la ciudad sea anfitriona del circuito competitivo que ya empieza a perfilar jugadores de gran proyección.
Pero lo trascendente fue lo que se dijo y se vivió más allá de los micrófonos. Las voces de chicos como Solís Amigarros, de tan solo 13 años, contaron desde su testimonio cómo el deporte les permitió empezar a mirar la vida desde un lugar distinto. “Ahora nos dan muchas oportunidades… y la verdad, me gusta mucho. Les digo a los chicos que prueben los deportes, les puede cambiar la vida”, expresó con una madurez conmovedora. Esa autenticidad emocionó al auditorio.
El proyecto, además, se articula con otras disciplinas, como el taekwondo, con el Instituto Yong Chi expandiendo su red de clases gratuitas en el SUM, el CIC y los barrios. Gracias a un convenio firmado por el municipio, los instructores recorrerán distintos sectores, brindando formación, contención emocional, talleres contra el bullying y defensa personal para mujeres, con el fin de empoderar desde lo físico, lo emocional y lo social.
La inclusión es una bandera que flamea alto. Sebastián Tocona, árbitro federado de básquet de La Quiaca, fue convocado como parte de este esquema, reafirmando que el deporte también puede ser una salida profesional. A su vez, se anunció que los chicos con discapacidad ya están plenamente integrados a las actividades acuáticas, en una pileta que ahora funciona con mejoras sustanciales para el invierno.
Pero eso no es todo. Desde La Quiaca se proyecta al mundo. La profesora Luciana Álvarez y el sabón Ariel Corrillo representarán a la ciudad en el Mundial de Taekwondo en Barcelona, y se preparan torneos regionales televisados por DeporTV, donde los talentos locales buscarán clasificación a los nacionales.
Una revolución tranquila y firme está en marcha.
La Quiaca no es más la ciudad lejana que mira desde la frontera. Hoy late como epicentro del deporte inclusivo, comunitario y formativo, y lo hace con el ejemplo de niños, padres, profes, instructores y una gestión pública decidida a que nadie quede afuera del derecho a soñar, competir y pertenecer.
Porque en el norte, cuando se apuesta a lo humano, todo el país tiene algo que aprender.